"Razones Vagas" El Blog de Gustavo Amadori

Te pido permiso para desbrozar mi demencia y exponerla en el cruce de los caminos subterráneos donde el cielo la noche y la mañana son solo cosas que no han de mencionarse.---GUSTAVO AMADORI---

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Location: Chile

Friday, December 01, 2006

En la esquina de la luz...



1.
Decir que a veces los sueños llegan a ser
pesados
insoportables
como pies de cabras sobre el resto de un ahogo
decir que a veces hasta la luz es tan oscuralas ventanas
un encierro
decir que giramos y giramos arañando viejas latas
como si al cortarnos las manos supusiéramos la caricia
el consuelo habitual
o los sopapos
decir podría decirte que te quiero
si fueras la que amo y no la otra.

2.
Quizás llueva
de hecho en la ciudad está lloviendo
más no en mí
no en mi cabeza
no en esa cabeza que me resume este cerebro
no en este dolor que siempre va conmigo
no en esa voz que me comenta de otras muertes
para así lograr la inconsciencia de la mía.

3.
Tengo ganas de tomar tus manos y escribirte en cada dedo maleficios
para que al acariciarme tu magia sea mía.
Dirás que te amo
y no diré que estás equivocada e iré a refugiarme entre tus senos
mi sexo endurecido al predecirte
mi boca susurrando sortilegios
intentando embaucar a tu muerte con la mía
intentando que la sangre tuya y mía se entremezclen porque
nuestro amor
era hijo de las palabras del ocaso y en el ocaso se diluyó hasta el anónimo
y ahora que andás procurándote otras piernas quizás establezcas que me quieres
pero como siempre estamos aherrojando un asesinato con mentiras.

4.
Una cicatriz en el muro dibujándote
un dolor tan agudo
tan agudo
que el pecho se derrumba y despedaza
mientras en la luna bailan sombras
con la forma del amor aún engañándonos
allí y en las esquinas
muelen las muelas los recuerdos escribiéndolos
como antiguas pinturas en frases escabrosas
y de todos los recuerdos no rescato ni el olvido
porque la mutación de la memoria ha llegado a ser inexorable
y no logro comprender si eras tal y cual ahora pienso
o si te fui transformando como la luz a un crucifijo.



Gustavo A.

Friday, August 11, 2006

Bajo la Niebla



BAJO LA NIEBLA
1.
Pendiente de tus caricias
sollozando casi tu ausencia
el tibio perro de las horas
alcanza al fin el sueño.

No morderá hoy el talón de la noche
y podrá esta correr por la almohada turbia
dejando en tu barbilla
un suave rastro de nieve blanca.
Hace frío
pero el hechizo es químico.
Duerman
vos y el perro
yo seré el espejo oscuro
que vigila…

2.
El aliento esponjoso de la sombra
puebla de matices edulcorados la vigilia
y las rosas
fosforecen en sus jarrones esta noche.
Detrás de las paredes
en esa dimensión que jamás se alcanza
se percibe el reptar de otras miradas
y la delgada hazaña de una uña
dejando una marca entre dos momentos.
Es ese el dolor
que no registro
por ajeno y porque no existe
al no ser mío.

3.
Hoy podría decirte que te quiero
o que no te quiero
porque el día nació indiferente
e indiferente va muriendo
entre el tiritar de ventanas afiebradas
y una calle tan vacía en el tumulto
porque
nada tan hueco como la voz cuando se suma
en un grito de multitud
en su salto contrapuesto
en el venir y no venir de cien gargantas murmurantes
acompañadas por oídos que no escuchan.
Y yo no escucho
tampoco hablo
solo describo
con diez dedos helados e insensibles
este tibio desinterés por lo que somos…
será que el amor eterno
también reposa.

4.
Observo el alba.
Jamás la luz me pareció tanto desorden.
Quizás
el día está naciendo como debe.
Poblado de la necesidad
más necesaria
y guardando en su vientre
lo indeseado.
La verdad es que el sol va saliendo a tropezones
y no sé donde han ido a parar todas las sombras…

5.
Detrás del vaho como una silueta desvaída
el recuerdo de vos
tu rostro lánguido
ese ir y no ir de tu mirada y tu boca que se dibuja con labios claros
tan claros
que la nieve sería como tu beso
y el hielo imitaría
tal veza tu palabra.
Me decís que no y que si y que cualquiera
pero mira…
sé que te tiemblan las manos
y que tu barbilla
se pliega en un gesto que no te agrada
te avejenta la sal de la lágrima
te avejenta la investidura sagrada del afecto
te avejenta saber que aún cuando no ames
necesitas ser amada
porque eso te asegura quizá un recuerdo.
Y que triste que está la almohada en que reposas
y que húmeda
y como dibuja el vaho figuras blancas sin contornos
como sombras imposibles que atraviesan todo
sueños
manos
mientras el muro crece para gestarte un mundo aislado.
Te prometo ahora
amarte lo necesario
como para asegurarte ese ínfimo pedacito de recuerdo
que deseas…

Gustavo A.

Friday, July 14, 2006

Demiurgo



1.
He mezclado tierra, arena y sudor para crearte
y así como las llamas no desperdician luz alguna
así serás siempre
y padecerás
y caerás al rincón más henchido de tu angustia
maldiciendo a cada uno de esos profetas
que en nombre de la poesía
te sedujeron en un camino sin jornales.


2.
Ríe.
Es tu infancia.
Es breve.
Luego tendrás pérdidas, dolor, agobios y miedo
y luego la adolescencia te traerá esa necesidad de ser maleable
jamás atendida por los ángeles núbiles
y vivificarás tu afecto en soledad, como rezando,
cantando el himno del esperma y del goce efímero y añorarás la libertad que conociste cuando no sabías que debías recordarla
porque luego jamás tendrías lo que habías sido
y ya sería tarde para tomar notas de lo que no reposaste en tu memoria.
Nadie recuerda los días felices y por eso quizás lo sean.


3.
No sabes, solo ignoras.
Preguntas para responder a lo que ignoras
y cada respuesta es en sí otra pregunta.
La sabiduría es entonces el abandono del vos curioso
del vos que gesticula entre grietas y caminos
buscando esa semilla con la que al fin liberar los dedos.


4.
Resuena a lo lejos una voz como el bronce pasado,
honda, oscura, replicante.
Detrás de la voz
un río de permanencias inmutables que te observan
ojos y ojos y más ojos observándote
leyéndote
diciendo tu nombre y atributos
catalogándote dentro de lo que no sos y no deseas.
Creerás que podés vencer.
Creerás que podés cambiar
entre otras cosas
los titulares matutinos, la noción de seguridad y algunos ritos
pero luego te darás cuenta del lo mismo que es siempre todo.
Entonces aprenderás a ejercitarte sin quitar jamás el sombrero de tu espalda
para poder de esa forma ocultar que no te has quebrado como un lirio
sino que simplemente te has doblado como un trozo de hierro
o un camino
y que toda tu longitud es un espacio ínfimo
un espacio que puede contenerse en una mano y cinco dedos
o en el talón de un zapato o un bolsillo.


5.
Los cuerpos tonsurados y brillantes elevaron su diestra brindando por vos.
¡Oh! ¡Salve nuevo dios efímero! ¡Concédenos la gracia de asombrarnos!
Estaba en tu lugar y corazón el creer en los cánticos y en las copas
pero, tontamente, bebiste de todas ellas y apretaste cada palma
y supusiste que ya el cielo y la tierra habían comenzado a iniciarse.
¿Cuánto tiempo tardaste en descubrir que las estrellas no eran las mismas?
¿Cuánto en ver que los árboles carecían de ojos y de bocas y que sin embargo
hablaban y palmeteaban alborozados como poseídos de una fiebre vegetal,
de una inteligencia mágicamente idéntica a tu ignorancia?
Seguramente pensaste que todos creían en lo mismo cuando en verdad solo estaban dejando que creyeras y solo en el momento del cenit recogieron el césped y los cántaros
y secaron cada uno de los pozos y te dejaron ver que detrás de lo que pensabas
¿podemos decir eterno? había un sencillo y breve permutante que,
lógicamente, ora te señalaba a vos, ora le señalaba a otro.
Fue entonces que descolgaste los mosaicos y rompiste las antenas
y apagaste uno a uno los catálogos que decían tu nombre y dejaste de creer
en cada uno de los cuerpos que apelaban tu pronóstico de infinito.
Y te diste cuenta de que siempre fue soledad
esa soledad de estar sin uno mismo, de no poder siquiera
hablarse y contarse porque siempre habían estado esos otros,
esas brillantes calvas aceitadas que repetían devotamente
que habías llegado para salvarlos.
Pero vos eras solo la muerte, tu muerte, no alcanzabas para ser la de ellos
así que invocaste tu solo poder y eliminaste tu recuerdo de sus vínculos,
de sus agendas, de sus listas de mártires y contratos
y luego miraste las llagas sin curar en el pliegue de tu brazo
adonde la costra y la sangre dicen todo menos ternura
o afectoo fortaleza
y te diste cuenta de que los dioses nuevos son hombres solos
y que los hombres solos apenas si se matan de a un poco por vez y nunca lo suficiente
y que se agotan cuadro a cuadrocomo una película de imágenes fijas sin in memorian en los créditos.


Gustavo A.

Cuatro poemas esenciales


1.
Es la rosa húmeda en el poema
y más allá de la humedad un viento frío
duro como el roce de una boca en el mal gesto
en el rechazo
y la camisa abierta ambivalente
sin huellas de rosa sin vestigios
ni húmedos besos ni caricias
y entonces y
o
suponiendo tus dos senos en mis dedos
girando como un mundo cartón piedra.


2.
La tercera generación de la piedad
como salitre exudado por el muro
(padre de la pólvora que estas sobre el ladrillo)
se conoce como muerte y su naturaleza es impiadosa.


3.
Torcía la pared con suave gesto en un blanco reposo de niños caídos
corriendo detrás de escenarios y circos como para un último juego
la mirada de un transitorio permanente, hueca y dura
y la boca un ánima despoblada de árboles y sin hojas
no al susurro si al eco del ruido/a los fantasmas/a los perdidos
y más allá una mujer de tantos años escribiendo nombres con sus manos
cincelando el olvido con el afán de desenterrar a la memoria
cada imagen de uno de aquellos que quizás nunca supieron
pero que alguien temía que supieran algo
y luego dime si puede una derrota florecer una victoria tan húmeda como la muerte.


4.
Me importan un carajo los Campos Elíseos
y la frontal ambigüedad de tantos hombres muertos
viviendo triunfantes en cárceles de mármol
me importa tan poco la gloria de aquellos que hablan por vos
enarcados en el trabajo final de las espaldas partidas
de los huesos mellados y resecos de los cadáveres pálidos
y tampoco puede interesarme
¡Oh! Maldita Ignorancia Señora Ignorancia
ningún camino o senda que no sean míos
y aunque sea mío que no te contenga
y es que los minotauros siempre han estado entre nosotros
y vos como Ariadna me salvás del mío.


Gustavo A.

Y allí la luz



1.
La vozo la memoria
alguien cantaba un lento oscuro frío
un letargo de vos casi un mal sueño
y jamás te vi pero sabíate sabía
con la amable convicción del que va aprendiendo
del que no abandona nada aquí en la mente
y podríamos habernos visto nunca
o podríamos como fue reencontrarnos
pero ya estabas en la voz
en la memoria
ya estabas cantándome esa búsqueda
esa fría escolopendra de impaciencia
que me decía que ya llego que ya vos estabas
donde no podría haber adivinado pero estabas
quizás no esperándome pero como quien aguarda
lo que sabe es el comienzo de la alegría
después te amo
después me amas
después nosotros
y no fue ya la voz o la memoria sino el presente
y el día de mañana y la mañana.


2.
En todos lados hay demonios
aún cuando los dioses guíen sus carros alados hacia la esencia
los demonios allí andan tratando de imitarlos
dejándose guiar por la luz hacia la luz y más allá de la luz
si es que cabe
y en cada demonio hay una boca y cuatro labios
una boca hecha y nacida para hablar tan diferente
que quizás jamás la entiendas pero hablan
y seducen e intrigan y obsesionan quizás muerden
lo que vos llamás sueños y que es deseo
ganas de vivir lo que no vives por ahora
y esos mismos demonios que no asustan
cuyo poder es más potente que el del miedo
te murmuran al oído que no es que no puede serse
y quizás abandonés esa carrera
o te guíes a un sendero que no existe
solo para ver mucho después lo que el engaño
ocurre en quienes no creen en ellos mismos...
vive libre
sucede libre
solo vos serás tu dolor
solo vos serás tu muerte
muerte y dolor son por sí intransferibles.


3.
Me preguntás
como si fuese yo un sabio o un artista
porqué la vida es lo que es y no otra cosa
y yo
en esta ignorancia que quizás llamés delirio
te contesto que la vida es lo que es y es diferente
y que no es simplemente lo que ocurre
sino también lo que no ocurre en vos y todos
y tus ojos que quieren saber y que queriendo saber es como miran
intentan interpretar lo que te enseño
y quizás pueden
porque guardás silencio tomándome de la mano
y posás mis dedos en tu pecho
mientras me pedís sonriendo que acaricie
toda la ternura y el amor que en él tú guardas.


4.
Volvería a vivir si vivir fuese posible
si vivir (y por esto entiendo lo que yo hago y provoco que suceda
fuese mi mano y mi deseo y mi voluntad también mi ansia
pero vivir es un manojo de vectores que se cruzan
una maraña de deseos y voluntades y de ansias
y jamás resulta una sola inteligencia de los cruces
resulta un quizás un tal vez un parecido)
fuese exactamente lo que llamo vida
pero como no es así me limito a esta vida a vagabundear por ella revisando sus recodos
teniéndote muy firme con mis dedos
porque sos en esto lo único que me rescata
de la aflicción y la congoja sos mi triunfo
mi manera de decir que pese a todo
pese a todas esas líneas de fuerza que se cruzan
he introducido mi mano en el abismo más profundo
y me he rescatado rescatándote
no volvería a vivir seguramente
pero te vuelvo a amar cada día y para siempre
aunque siempre es una palabra tan pequeña
que apenas si alcanza a cubrir lo que persisto
bajo el sol en el sol adentro tuyo.


5.
Verás
la sombra no me asusta
porque me basta pensarte para que la sombra sea un deseo
una intención
un aquí estamos
brazo con brazo pecho con pecho boca con boca
catalogando nuestras caricias sobre la piel que es el conjunto
que es el deseo y el ansia hecho persona
de allí que la noche
que la penumbra
que el solo umbrío
sea una ocasión tan propicia y anhelada
porque en él puedo tanto recordarte o poseerte
recordarte teniéndote
poseerte teniéndote
que son las mejores maneras de tener y poseer que yo conozco
y luego es también saber que vos y yo estando juntos
estamos solos
porque no hay nada más allá del ser nosotros
y como nosotros nos damos y compartimos
lo que hay más allá si es que hay debe aceptar que somos uno
aunque en verdad seamos dos que se conjuntan
que se hacen un conjunto y se fusionan
cada día y cada tarde y cada noche
por el día y por la tarde y por la noche
y luego la luz
y allí la luz
ese límite dorado y trascendente
en el cual sumergimos los dedos para brillarnos
para untarnos de colores y tibiezas
como si estuviera esperándonos como si deseara
que vos y yo
le diéramos la razón de ser esencia en este amor que nos tenemos
y no me duele ni me asusta ser tan contigo
más bien me seduce y me conmueve y a veces hasta lloro al saber que vos me amás
que yo te amo
y mis poemas que procuran enmendarme
hacerme olvidar sin olvidar de lo que hice
de las puertas que pretendí de las ventanas
de los muros enredados con la salvia
esperando el corazón que se detenga
en un rumor de huída y desconsuelo
y ya no más ni menos solo lo justo
solo el saberme en vos y con tus manos en mi pecho mis caderas
con tu boca en mi boca y en mi pecho
con tus senos en mi boca y con tu sexo sobre el mío
y un todo esta bien aunque la luz o la penumbra
y saber que si estamos vos y yo estamos todos
y preguntarnos si a alguien más el que estemos interesa...
y allí la luz
allí la fatiga del día a día donde ambos sabemos pervivirnos
donde ambos sabemos que sobrevivir no es lo que cuenta
sino el vivir eternamente sabiendo que nos somos
y allí la luz
allí la congoja de los muros encalados
allí las madreselvas y los árboles sin nombre
y las exactas retorcidas calles de esta Málaga
y mi amor por vos y tu amor mío
y este saber que si estamos los dos estamos todos...
no tengo miedo a la penumbra
la deseo
luego será la luz y podrán vernos.


Gustavo A.

La pereza del ánimo



1.
Es el viento.
Es el viento que falta.
Es el aire quieto y las chimeneas,
tubos interminables de ladrillos mutuos
que aún están donde no hay nada.
La arena es blanda.
El mar es vasto.
Las cosas comunes, tan comunes.
Y el cansancio.
Esa fatiga persistente y ávida.
Te escucho hablar y hasta me pareces bueno
y pienso que allí hay un hombre al que llamaría amigo
pero...
¿Acaso en algún lugar o en alguna hora
la amistad comenzará a ser algo que interesa?
No más pasatiempos.
No más simplemente un auto.
No más simplemente una palabra de esas
que decimos como si dijéramos el mundo.
Las cosas comunes.
Comunitarias.
Solidariamente inútiles.
El golpe de la puerta, el egoísmo.
Todo está tan dibujado por ella,
tan enquistado en ella.
Como esa sonrisa con la cual
pretende decirme que le importamos
cuando la realidad es que todo le importa una mierda.
Y vos, que podrías ser mi amigo y no lo sabes
seguís por allí, tan perdido, tan diciendo cosas bellas.


2.
Podría hablarte del andar porque aún ando
perdido entre viejos caminos que hoy extraño
y nuevos caminos como cajones apilados en el estanco.
Cigarrillo más cigarrillo, alguna cerveza,
ganas de mear y todo eso.
Me gustaría ser el que soy con un poco más de éxito
aunque si tuviese más éxito no sería este.
Tal vez sea esa cuestión del fracasé de nuevo
lo que me da ese gesto que le gusta tanto a las mujeres.


3.
Es como tener una piedra en el zapato y seguir caminando sin quitársela,
es como habituarse tanto al dolor que el dolor ya no existe
pero que no exista el dolor no significa que no exista la herida,
que la posibilidad de la gangrena desaparezca y, en verdad,
veo como la carne empalidece hacia la rodilla y como la piel,
repentinamente, está tan fría.


4.
Verás amigo, la ciudad es un ocio gigantesco inundado de trabajo.
Cada calle es un surco de rutina donde solo crece la frustración de quien la anda.
Cada esquina es una sorpresa insatisfecha, cada rumbo, una promesa incumplida.
Verdaderamente somos demasiado poca cosa como para cambiar algo.
Ni podemos intentar cambiarnos o modelarnos de nuevo y nos conformamos,
como niños, con beber distintos senos, distintas bocas, con jugar historias
que jamás llegamos a creernos, con decirnos realidades que, indudablemente,
no son las nuestras.
Y suena un teléfono en la mano de la ignorancia
y la ignorancia se lo coloca en la oreja y grita hola y ya todo es aturdimiento.


5.
Cuando el hastío comienza a girar en la fortuna seguramente saltamos la banca,
tal es la suerte que nos toca y deberías estar acostumbrada a estas cosas.
Desprendo los botones de tu blusa con gesto cansado, pienso que el sexo jamás es duro,
que toda su dureza es el oprobio de esa eventual derrota eyaculada sobre tus labios
¿Me entiendes?
¿Tengo aún un poco de aquel viejo eco en tus entrañas?
Es que estoy pensando como si fuera la derrota, no ya eventual, sino completa.
Es que estoy dejando de ver a la distancia como a algo que pudiese separarnos,
la veo como la única posibilidad de continuar juntos y sé que te asusta,
sé que aún te gustan mis manos en vos, mi boca en vos, mi sexo en vos.
Pero nos dejamos tanto.
Pero permitimos que el mundo nos atienda las 24 horas
dejándonos apenas para nosotros la memoria.
Y esto es un famélico intento,
un desastrado intento de hacerte daño simplemente para saber si es que te importo
o si hasta eso ya es nada.
Y sé que llorarás y sé que tu corazón será en el puño
y sé que me mirarás con esa desolación que te provoca tan hermosa.
Y sé que tu escote es mi memoria, ya no está, ya es mi memoria
y no puedo cerrar mis ojos sin verlo, no puedo siquiera dejar de verlo mientras duermo.
Pero es el hastío.
El aire caliente y tan quieto.
El sudor de los sueños, ese que llamamos pesadilla y que nos despierta aún despiertos en el grito.
Y es la nostalgia.
Y es el miedo a perder lo que jamás hemos tenido.
Esa paz que ambos dijimos y no supimos conseguirnos.
¡Ah! ¡Qué falaz que soy!
Y vos perdonándome todo como si perdonar también fuese válido sin darnos cuenta
que desde el inicio del perdón comenzó el fracaso.
Me duelen las manos
como si me doliera el alma y restriego ese dolor contra el papel y sale esto.
Este aullido.
Este hastiado grito de impaciencia.
Este dolor menguado pero dolor al fin.
Este musgo grisáceo que me come las piernas y el vientre y el sexo.
Y sé que no me permitirías dejarte inconclusa. Sé que no aceptarías tu blusa encerrada,
que no permitirías que tus senos quedaran sin esta ansía que tengo por ellos
o que no podrías desfallecer nuevamente sin mi boca en tu boca o en la sonrisa ajena
de tus piernas abiertas y tu vientre agitándose en las palabras que no digo.

Gustavo A.

Que me lleven los diablos



1.
Porque la ciudad era una no-ciudad
un grupo de casas sin civilidad alguna
montadas a caño de escopeta
desperdigadas por los costados de una cordillera
que podría haber sido otra
y no los Andes
y porque la selva era casi una no-selva
y porque el niño muerto sostenía en su mano
una lata de burbujas y sonrisas
he cambiado el azúcar por el asco.


2.
Así nuestro idioma
nuestro dolor de huevos
nuestro amasijo
así el entrevero
el facón empuñado con los dientes
el reemplazo del miedo y del espanto
por cosas como el odio y la venganza
así tu patria casi mía
y mi patria casi tuya
y nuestros dos idiomas tan comunes
que se enredan y convergen hacia uno
y así también el cielo este
que no es tú o mí cielo
que no es ninguno
porque no hay cielo donde estamos
hoy en día.


3.
Yo te consideraba, Antonín, en cambio
una calavera que se reía eternamente
masticando diagnósticos y desgracias
para verterlos como vómito o poesía
y jamás te vi postrado en una cama
para mí saliste carpiendo en el carro de Elías
hacia aquella nube a la derecha donde descansaba el mejor de los infiernos
ese infierno que querías
ese infierno que se escribe y es tan tuyo
ese infierno en el cual puedes
decantarle los órganos a Bretóno arrancarle los ojos para que mire que tú escribes
desde tus propias órbitas o tu sonrisa
esa sonrisa eterna que tú tienes
debajo de esos labios que estorbaban.


4.
Málaga6 y 51 de la mañana
aquí desnudo y escribiendo
aquí suponiendo el sexo interesado
y suponiendo que no soy uno y que soy todos
o que soy nadie en el ninguno
extrañando el Cronos Quartet(o como se escriba que no importa
porque sea como sea seguiré extrañándolo)
y pensando que todos los putos bienes
vienen perseguidos por males aún más putos
y que la verdad y la mentira no distinguen a quien las dice con el mérito
sino que siempre provocan
la misma respuesta y así en todos
y este dolor de estómago fruto de (dos puntos)
la desacostumbrada comilona y la cerveza
y el fresco de la noche
en convergencia exacta con el ombligo
de un atado de Winston que recién se inicia
junto a un atado de Chester concluidome indican
que estoy que me llevan los monos
por las patías más siquícas del mundo.


5.
No sé si esto obedece a quien lo necesitaba
solo sé que esto se produjo
como una erección matinal o una gaviota
también sé (de allí que hoy me sienta tan sabio)
que las imágenes en multitud jamás muestran
sino que inhiben
y que ciertas mujeres te hacen cosquillas en el ano
y que ciertas mujeres te hacen ternezas en la boca
como si ellas fueran a dispararte en las costillas
con un sexo parecido a los anzuelos
por lo demás
y concluyendo
supongo que hay viento y que refresca
y que ese ruido tan distante es un trueno
porque necesito urgentemente algo de lluvia
y de lluvia (no de urgentes) está Málaga es escasa
tan escasa
como mis ganas de dormir
o los cuernos de la oveja
o el ananá fish que jamás tomo por las dudas
pero es que
verás
me gusta ser hermoso
me gusta que las mujeres se hamaquen de mi verga
y me gusta de vez en vez ser algo guarro
creo que eso es mi derecho
y que tu derecho es
obviamente
hacerme a un lado
y verás(sigo diciendo)
sé que no soy hermoso pero que algo disimulo
y sé que las mujeres jamás se hamacarían
más bien
me darían un baño y peinarían
y quizás hasta me trataran como a ellas
y me besarían en la boca y en el pecho
arañándome la espalda y el trasero
para luego acunarme
tiernamente
como a un hijo
que quiere volver al viejo nido
y si enciendo otro cigarro
¿te molesta?
porque no puedo definirme sin el humo.



Gustavo A.

Saturday, June 03, 2006

In the moment



03/06/2006 (11:59)

Desciende el árbol
no dejés que observen tu reposo
tu descanso de gato amarillo
de leopardo
tu sonrisa feliz / satisfecha
ni dejés que las miras te contengan
ni que te acostumbren
(no
por quien quieras
no lo permitas)
a comer sin que debas esforzarte
porque a esa tensa eterna temporada de caza
le debés tu belleza
tus movimientos tan laissez faire
descubridor de la ergonometría de la caza
desciende ahora
del árbol y del opio
desciende de las alucinógenas ramas
estupefacto
porque es tu deber y tu derecho
conservar el albedrío libre de tu instinto...


Gustavo A.


......... (12:07)

Me prometieron una revista
un comics infernalmente dibujado
(no sé porqué ahora
en este momento
el rey gitano me viene a la memoria
como me viene a la memoria
el abierto ojo del fenicio
ese ojo universal que parece verlo todo
que parece descubrir la raíz de los enigmas
ese ojo abierto vacío tan quietamente bárbaro
que podría incendiar hasta un incendio
desde la plástica dualidad que se advierte tras la máscara)
unas hojas de viento/ no me olvides
de pantallazos de alegoría económica
a bajo precio
poetry in motion creo se dice
porque las cuadrículas pareciera que se mueven
como diría Galileo
-tan quieta
e pur si muove-
y el sol la tierra la gente el universo
no giran y giran alrededor de las viñetas
no hacen
eso
aunque yo
en mi inconsciencia genial de antigos días
así lo creía
creía que la revista estaba en mis manos
y que estaba tan quieta como mis manos
como mi cuerpo
como mi cabeza
y nadie nadie podría haberme convencido
de que yo no era el centro de todas las órbitas
(luego y malamente me enseñaron la verdad
y no he disfrutado para nada el conocerla)
de todos los mundos
de todas y cada una de las esferas
y me sentaba en la rama de la ausencia y del horario
a escuchar la música que las esferas iban hilando
y sí...
me prometieron una revista
aunque hoy ya no sepa como leerla
como encontrar en ella la mitad
de ese universo que antes me ponian en la mano.


Gustavo A.

......... (12:20)

Pareciera ser un ruido aumentativo desde el norte
o desde la noche
tal vez
(ahora dudo)
y me han quedado tan fielmente adheridas las cucarachas a las ideas
que poco a poco a mis ideas le salen patas y alas
y se me escapan
y las persigo por el papel blanco y trato de fijarlas con agujas
pero ellas las evitan
y se desordenan guachamente y con malicia
se desordenan
y luego nada no comienzan a decir
y me vueltas dan concepto cada
ideas como cucarachas
escapistas de perfil aerodinámico
un segundo
un instante
y poco a poco el azúcar las atrae y se dejan acariciar
tomar
disponer
como uno (el que soborna) lo desea
y temo que empiecen a devorarse unas a otras
su juventud les impide ser humanas
(gracias a dios por eso en todo caso)
y me gustaría preguntar
si no han sentido a mitad de la noche
a media mañana
cuando están en el baño con una revista
o con las obras completas de Cortázar
o de cualquier otro loco que les guste
como las ideas comienzan a treparse a las espaldas
como comienzan a desencadenar la impaciencia de los brazos
como van descerrajando un tiro a lo planeado
y nos hacen ponernos de pie salir muy rápido
para poder aquietarlas en la tinta
o en las letras ultraestraboscópicas de un ordenador ya preparado
en esa línea de largada que es el salvapantallas
a mi no solo me ha pasado
aún me pasa
me trepan las ideas con sus patas rojas
me hacen cosquillas y me arañan
se me meten por la boca me retuercen las tripas me duelen y molestan
hasta que me decido a vomitarlas y agarrarlas dejarlas quieta
en donde puedo
en donde pueda
y no siempre lo consigo
porque en mil ocasiones aunque crea haberlas aquietado ellas se desprenden y persiguen
me persiguen
y siguen siguen revolcándose en mi piel y en mi reposo
y me obligan a revolcarme con ellas
y me enloquecen
hasta que voy a la ventana y amenazo
para que se den cuenta que si me aquieto ellas se aquietan
y me da temor que descubran que es mentira
que si saltase
que si lograse vencer mi vértigo y saltase
ellas al fin podrían hacer lo que quisieran
pero ellas
las ideas con patas
las ideas cucarachas/ las ideas insecto
se encierran tanto y tanto en su sí mismo
que jamás sabrán lo que sucede en mí que aunque no quieran soy el otro
el que padece
el que no duerme
el que intenta detenerlas y se le escapan...


Gustavo A.


......... (12:37)

Me gustaría tener una noche de cien mil pasos al oeste
tener el día de la lluvia en mis jornales
como el lento oscuro mirlo
que encerrado en la jaula se hace alambre
se destruye de mudez y de respeto hacia esa libertad que le han quitado
y si el día fuera compañero
y al fin se decidiera acompañarme
descendería cada embudo
intentaría descubrirme
en el ruido de la espiral en la madre de las fugas en el sueño
o quizás me masturbase con lecturas
me dejase seducir por ciertas letras
las que me traen a la memoria tu cadera
cuando caminas y caminas por mi pecho
con tus senos en mi boca
tus senos en mis manos
tu piel de humo entre mis brazos
tu sexo de diosa líquida
rodeando mi sexo hasta ahogarlo entre espasmos de placer y de consuelo
o me desnudaría y me expondría en las vidrieras
-¡pasen y vean al escritor que es tan rídiculo
sientan y palpen sus costillas sus heridas
palpen y toquen sus llagas tírenle el pelo
lo escucharán gritar en metáfora y en verso
lo sentirán aullar en alegorías y silogismos!-
y quizás de tantas manos en mi cuerpo
de tantos dedos en mi pecho en mis costillas en mi pubis
hasta tenga una erección y tome al mundo
y le de y le de hasta pringarlo
con los blancos ciegos peces de mi océano lactescente
y tenga
así y tal vez
un buen poema
de esos que leo sin ponerme colorado
sin sentir cierta vergüenza
sin creer que me he pasado que he dicho más de mi deseo
y poco a poco iré adormilándome
mi piel blanca mi pubis mi cabello mi sexo flácido
mis brazos abiertos
hasta que llegue un coleccionista con estacas
y me clave a la pared para exponerme
como a un insecto criptófago insepulto
-aquí yace un idiota como todos
que por ser como todos no es tan idiota-
que eterno funeral
que bella esquela...


Gustavo A.


03/06/2006 (12:55)

Y aquí es donde pido perdón por lo que he hecho, por deshacer la forma y destruir el modo pero no pude ni puedo evitar que ciertas cosas me obliguen y escapen de mí como si yo no quisiera detenerlas porque lo que parece un ejercicio libre es en verdad una muestra de impotencia, una extrema debilidad, una caída súbita de la voluntad ante la compulsión y el desequilibrio porque, aceptémoslo, no estoy loco, pero ciertas cosas de loco hacemos todos y estas cosas de loco que yo tengo (dígaseles ansidedad, compulsión, obsesión o como sea) a veces me quiebran y me llevan a ser desde madelucado hasta insolente y me obligan a dejar para vos que aún te atrevés a conversarme pedazos aberrantes de mis sueños más alertas o de esa oniria vegetal que nos embosca, como raíces de escorpiones y de arañas, cuando recién salidos de la cama o cuando medio dormidos y aún sufriendo los excesos de la noche nos ponemos a pensar en círculos que luego no podemos dejar de imaginar hasta que gritamos o golpeamos la cabeza en el cuaderno.

Habemus papa, y lo lamento.

Gustavo A.

Friday, June 02, 2006

Razones Vagas




1.
Te contaría de los gritos
o la mano agarrotada del embozo
el sudor frío en la ventana
como cayendo hacia el techo desde abajo
restallando muecas y sorpresas
pero se ha iniciado un nuevo año
y todo es felicidad y propósito y cambio
y aunque adoro el cambio
el dulcísimo cambio de las cosas
que evita la monotonía de estar muerto
no tengo intenciones
lo siento
de cambiarme por mí mismo nuevamente.


2.
Rasgo una guitarra entre mis dedos
separo cuerdas
clavijas
diapasón
y extiendo su hueco por el piso
buscando un sonido subterráneo
que me permita conocer ese adentro
ese hondo sumergido
sepultado
la oscura palabra de la tierra
el roce húmedo del gusano
en túmulos desasidamente ocultos.
El aire mientras tanto
es de un azul claro.
Caen palabras y canciones románticas
de esas que recuerdan amores imposibles.
Y así como el amor es imposible tu recuerdo…


3.
Te pido permiso
para desbrozar mi demencia y exponerla
en el cruce de los caminos subterráneos
donde el cielo
la noche
y la mañana
son solo cosas que no han de mencionarse.


4.
¡Que bellos tus ojos en la distancia!
Cálices de antiguos reflejos adorables
entre los cuales uno podía presuponer la alegría
y ese gesto incrédulo en tu boca
que me gustaba besar al decirte que te amaba.
Casi una burbuja melancólica.
Solo aparecen mis brazos y mis piernas
y esos ojos míos que no desean
abandonar tu imagen
todavía.
Y ascenderán los ángeles caídos
y se perdonarán y se borrarán todas las cuentas
y allí estaré aún
recordándote.
Entre retortas y matraces donde la vida se niega
en el vapor de los refrigerantes
destilando almas que no desean regresar a la pureza.


5.
La luz no es siempre un beso.
¿Escuchás?
Un profundo alarido iluminado
el grito del hondo derrumbándose
sobre la espalda de niños ateridos.
Trocaré el sol por una lámpara
a la cual abrirle los ojos con los dedos
para poder discernir
así
el porqué de la nostalgia.



Gustavo A.

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